PREVENCION:


El objetivo para la prevención es la disminución de la mortalidad y de nuevos episodios cardiovasculares.


CONTROL DE FACTORES DE RIESGO:

Se ha de intervenir sobre el tabaquismo, la hipertensión arterial (HTA), la hipercolesterolemia, la obesidad y el sedentarismo.
  • Tabaco: Todos los pacientes afectos de cardiopatía isquémica deberían recibir recomendaciones para que abandonaran el hábito tabáquico, que constituye un factor de riesgo para un evento primario y secundario. 3 años después de abandonar el hábito, la probabilidad de infarto se reduce un 50%. En casos de dependencia (fumadores de más de 20 cigarrillos al día, aquellos que fuman el primer cigarrillo antes de que hayan pasado 30 minutos después de levantarse por la mañana y los que presenten síntomas de abstinencia durante la primera semana tras el abandono del hábito) habría que añadir otras medidas.

  • Hipertension arterial: El objetivo terapéutico es conseguir unas cifras tensionales por debajo de 140/90 mmHg. Los fármacos antihipertensivos que han mostrado una disminución de la morbi-mortalidad son los diuréticos y los beta-bloqueantes. Los inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina (IECA) están indicados en pacientes con disfunción ventricular, insuficiencia cardiaca o diabetes mellitus tipo I con nefropatía y proteinuria.

  • Dislipemia: es cualquier alteración en los niveles normales de lípidos plasmáticos (fundamentalmente colesterol y triglicéridos).
    Los pacientes que presenten unas cifras de cLDL superiores o iguales a 130 mg/dl (3.4 mmol/l) deben recibir tratamiento farmacológico. El objetivo terapéutico es conseguir una cifra inferior a 100 mg/dl (2.6 mmol/l). La simvastatina y la pravastatina han demostrado reducciones de la mortalidad.

  • Dieta: En un ensayo clínico realizado con 2.030 pacientes que habían presentado un IAM, la ingesta de 2 porciones de pescado azul a la semana redujo el RR de presentar un segundo episodio en un 3.5% a dos años. La dieta mediterránea, sustituir la carne roja por pollo y la elevada ingesta de pescado, fruta, vegetales y aceite de oliva, también reduce la mortalidad post-IAM comparada con la dieta baja en grasa.

  • Estilo de vida: El ejercicio aumenta la capacidad funcional y reduce el la demanda de oxígeno en el miocardio, así como una disminución en el aumento de la tensión arterial inducida por el ejercicio. El último mecanismo puede evitar la isquemia del miocardio y la angina. El ejercicio aeróbico promueve la pérdida de peso, la reducción de la tensión arterial, disminuye los niveles de triglicérido y aumenta los de HDL, y si se asocia con medidas dietéticas, puede producir un descenso de los niveles de LDL. Los mejores resultados se obtienen con un programa de ejercicio progresivo, que puede comenzar varias semanas después del alta. Es deseable disponer de una ergometría previa al alta, para conocer la capacidad aeróbica máxima. Normalmente son suficientes 3 sesiones por semana durante 20 a 30 minutos a una intensidad 60% a 75% de capacidad aeróbica máxima (70%-85% de la FC máxima), siempre que no se presenten síntomas de isquemia, fallo cardíaco o arritmias. La rehabilitación cardiaca puede ayudar a los pacientes a conseguir una recuperación física y psicológica tras el episodio. Proporciona el acercamiento óptimo para el manejo de los factores de riesgo, la restauración de capacidad funcional, y el apoyo psicosocial

1 comentario:

  1. Esta bueno que se de a conocer los factores de riesgo quetanto deterioran la salud y que a pocos les interesa. Sigan adelante chicas!!!

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